La entrada de hoy es para aquellos a los que os apetezca echarle el diente (guiño guiño) a una buena historia de vampiros. Se trata del libro Sueño del Fevre, de George R. R. Martin. Es la primera novela que leo de este célebre autor, y seguro que no va a ser la última, puesto que el estilo narrativo de Martin me ha encantado, con su pequeño punto de sentido del humor y facilidad estilística para enganchar a sus lectores. Este es uno de esos ejemplares que no puedes soltar una vez has iniciado su lectura.
La historia se ubica en la segunda mitad del siglo XIX, en Estados Unidos, más concretamente en el territorio que atraviesa el río Mississippi. La novela se inicia en abril de 1857, en San Luis. El protagonista es Abner Marsh, un feo e imponente capitán de barcos cuya compañía naviera ha caído en desgracia tras unos desafortunados incendios en algunas de sus embarcaciones. El capitán Marsh está citado con Joshua York, un adinerado y misterioso hombre que le hace una curiosa propuesta de negocio. Ofrece todo el dinero que sea necesario para construir el barco de los sueños del capitán Marsh, además de una suma que serviría para salvar la Compañía de Paquebotes del Río Fevre, que se encuentra casi en la bancarrota. A cambio, el capitán deberá ser sumamente discreto y colaborar para que York viaje a lo largo del río con suma comodidad y tranquilidad junto a sus excéntricos amigos, sin preguntas. Marsh cede a la tentación de tan generosa oferta y pronto York y el capitán son socios a bordo de un lujoso barco que suscita la admiración de todo el que lo contempla. La embarcación, bautizada como Sueño del Fevre, es todo lo que Marsh siempre había soñado, y ahora su mayor ilusión y objetivo en la vida es convertirla en una leyenda del Mississippi, enfrentándola al Eclipse, el vapor más rápido del río.
Paralelamente, el autor nos presenta una plantación cercana a Nueva Orleans en la que vive un noble llamado Damon Julian, junto con a un repulsivo sirviente llamado Billy Vinagre y una corte de personas que se desviven por cumplir los deseos de un amo considerablemente irascible.
En el Sueño del Fevre todo parece perfecto, pero la ambición del capitán se verá entorpecida por los francamente extraños hábitos de Joshua y sus amigos, que acostumbran a levantarse casi a la caída del sol y obligan a Marsh en diversas ocasiones a hacer pausas exageradamente prolongadas en algunos de los puertos que se van encontrando. Estas actitudes entre otras van provocando rumores entre la tripulación del barco y sus pasajeros, que acaban por estimular la curiosidad de Abner hasta que este no resiste la tentación de investigar y cuestionar a York.
A lo largo de la travesía, ambos protagonistas han acabado por hacerse buenos amigos que se respetan mutuamente, lo que anima a York a revelar al capitán que el objetivo de ese navío no es otro que el de localizar vampiros en los territorios que circundan el río para impedir las tropelías que llevan a cabo.
Esta novela tiene una diversa cantidad de componentes que merece la pena comentar, pero quizás uno de los elementos que más me ha gustado ha sido el vínculo que se describe entre Abner Marsh y Joshua York.
Ambos personajes son sumamente interesantes y sorprenden por sus personalidades y forma de enfrentarse a los retos que se les presentan.
Abner Marsh es descrito como un hombre rudo, sin apenas amistades y bastante falto de paciencia. Es el prototipo de hombre de río de la época, muy experto en su campo, con muchos años pasados encima de barcos dirigiendo y familiarizándose con la navegación del Mississippi. También lo vemos como un hombre poco culto, con facilidad para exasperarse en el trato con personas elegantes o cultivadas. Sin embargo, nuestro capitán sorprende por una inherente bondad que le ayuda a entender mejor a aquellos junto a él, así como el mundo que le rodea, por muy extraño e incomprensible que pueda ponerse todo. De este modo, Marsh era un personaje que en principio no pensé que me fuera a gustar pero al que le coges cariño muy rápidamente.
Joshua York supone todo un contraste con el capitán, siendo un hombre de mundo, distinguido, con un fino sentido del humor y gran paciencia. Es un hombre muy pálido, que viste con mucho gusto y se rodea de gente extranjera y bastante peculiar. York tiene mucho don de gentes a pesar de sus rarezas, y una enorme capacidad de comprensión que le ayuda a tratar con todo tipo de personas sin importar la situación.
Lo que ambos personajes tienen en común, y que en mi opinión es uno de los pilares fundamentales en los que se asienta su relación, son las fuertes convicciones morales que comparten cada uno a su manera. Tanto York como Marsh se inclinan por hacer lo correcto cuando la ocasión lo requiere, aunque vaya en contra de sus intereses, y esto les hace entenderse bien. Otro elemento que supone el cimiento de su relación es el respeto que ambos demuestran al hecho de ser socios. Marsh es un hombre muy honrado y fiel a aquellos con los que hace negocios, y York no se le queda atrás. Los dos respetan mientras les es posible los términos de su acuerdo, y cuando hay algún momento en el que se ven incómodos o necesitados de romper algún punto del trato, lo hablan como personas civilizadas, recibiendo del otro una escucha activa y comprensión que no suele ser común. Iniciar su relación profesional de esta manera hace que al cabo del tiempo se vaya forjando de manera natural una amistad inolvidable y capaz de resistir los escollos más inimaginables.
Resulta en cierto modo divertido leer las conversaciones y discusiones que surgen entre los dos, contrastando los modos impacientes y acelerados del capitán con las maneras tranquilas y tolerantes de Joshua.
A mi parecer, esta oposición tan curiosa así como los eventos que se van desarrollando generan una amistad de lo más interesante y valiosa que me ha gustado mucho poder leer, y me deja con las ganas de haberles conocido en persona.
Por otro lado está Damon Julian, al que podríamos describir como un personaje justo al otro lado del espectro. En Julian descubrimos a un personaje ácido y amargo, pero con un toque seductor que no solo afecta a los que le rodean, si no que el propio lector se ve envuelto en su poder de atracción.
Por último tenemos a Billy Vinagre, el sirviente de Julian. Es caracterizado como un hombre zafio de aspecto terrorífico que no se detiene en su ansia de cumplir los deseos de su amo. Está tan bien descrito por el autor que casi podemos sentir la repulsión que provoca su presencia como si lo estuviéramos viendo.
Con una retahíla de personajes semejante, tenemos los ingredientes para una novela magnífica llena de emociones, pero eso no es todo. El ambiente de hombres de río, vapores, puertos, el río Mississippi, el río Ohio, los Estados Unidos previos a la guerra… todo son puntazos que aportan a la historia mucha más dimensión. Personalmente me ha llamado la atención la descripción que se hace de manera incidental de la esclavitud todavía vigente en la época en los estados sureños. Algunos personajes son libertos (ex-esclavos que fueron liberados por su amo) y también hacen acto de presencia puntualmente esclavos. Resulta llamativo el paralelismo que hace George R. R. Martin entre la esclavitud y la diferencia de poder entre los vampiros y las personas normales. Se abren algunos debates en el libro que son interesantes para reflexionar junto con los personajes acerca de este tema.
Para concluir, el libro es a priori una historia de vampiros situada en el río Mississippi, pero a mi modo de verlo, es mucho más que únicamente eso. Por encima de todo es una historia de amistad y lealtad. Lo más apasionante, tal y como he mencionado previamente, es la nobleza que demuestran una y otra vez York y Marsh. Supone una descripción fascinante de la amistad, teniendo en cuenta las circunstancias, que acaba por trascender hasta los panoramas más fatalistas y que estruja las sensibilidades del lector. Hay algunas escenas que me han resultado tan bien descritas que puedes sentir la frustración y emociones de los personajes como propias. Otro de los temas de la novela, muy relacionado también con la amistad, es el del sacrificio. En numerosas ocasiones los personajes se ven obligados a sacrificar sueños, ideas, deseos, etc, en pos de un objetivo mayor. Algunos de los personajes hacen grandes sacrificios en honor a la amistad, y otros lo harán con otras ideas en mente, en mayor o menor grado, pero las que más se me han grabadas son las primeras sin duda alguna. Esta capacidad de determinar qué es aquello por lo que de verdad merece la pena hacer un sacrificio jugará un papel muy importante a lo largo del libro, con algunos de los personajes recordándolo en momentos claves: “Todos tenemos que elegir”.
Recomiendo totalmente esta novela a todos aquellos que les guste el tema del vampirismo, puesto que creo que está muy bien tratado. De hecho, la crítica describe esta novela como “Bram Stoker se encuentra con Mark Twain”, que no puede ser más acertado. Martin añade su toque personal a la temática vampírica y no da puntada sin hilo. Os invito a que la leáis y si queréis me podéis comentar cuál es vuestro personaje favorito y por qué.