jueves, 31 de agosto de 2023

Los Renglones Torcidos de Dios - Torcuato Luca de Tena

 



Para despedir el mes de agosto hoy os dejo esta reseña de uno de los libros que más me han enganchado este año, Los Renglones Torcidos de Dios. Esta novela es una de las más impecables y estimulantes que he leído en mucho tiempo. El argumento trata sobre Alice Gould, una mujer que nada más dar comienzo la historia es internada en un sanatorio mental. Tal como vemos a lo largo de la narración, esta peculiar y cultivada mujer dice ser detective y hallarse en la institución psiquiátrica por una misión de investigación acerca de un asesinato que tuvo lugar allí cierto tiempo atrás. A lo largo de la historia, irá relacionándose con los médicos, enfermeras y cuidadores, así como con los enfermos que comparten con ella los espacios y actividades rutinarias. 

Es esta una novela que habla sobre la locura y toda la parafernalia que envuelve a la misma (los sanatorios mentales, los cuidadores, las instalaciones, la convivencia entre los pacientes, los motivos que pueden hallarse detrás de la demencia, los métodos y tratamientos disponibles, los peligros que conlleva darle credibilidad a una persona enajenada…).







Torcuato Luca de Tena disecciona todos estos temas con la habilidad de un auténtico profesional, prácticamente como si fuera él mismo un doctor en psiquiatría. Y desde luego, no es ninguna casualidad su dominio casi absoluto del tema, dado que llegó a ingresar de manera voluntaria en un psiquiátrico por un periodo de 18 días con sus largas noches para sumergirse por completo en el universo de la locura. No fue baladí su estancia en la institución, dado que tuvo como resultado la producción de una novela especialmente informada, en la que resultan creíbles prácticamente todos los datos técnicos que se aportan. Sí que es cierto, como se destaca al inicio del ejemplar que yo he estado leyendo (de la editorial Austral), que la novela no es un tratado de psiquiatría, sino nada más que eso: una novela de ficción. El autor se aseguró de cambiar los nombres, sexos, y, en definitiva, las identidades de las personas que aquí aparecen. Ni siquiera el manicomio que se describe, el Hospital de Nuestra Señora de la Fuentecilla, es real, aunque cueste creerlo dadas las detalladas descripciones de las instalaciones y sus alrededores. Hasta donde puedo recordar, me parece que esta es una de las hazañas y sacrificios de mayor calibre que yo he visto perpetrados por un escritor en pro de la composición de su obra. Porque si uno se para a meditarlo con detenimiento, resulta estremecedor que este buen hombre tomara la determinación de someterse a las privaciones e incomodidades propias de este tipo de centros (más aún en la época de inicios del siglo pasado en que fue escrita la novela) con tal de comprometerse a la máxima autenticidad en la narración.

Por este motivo no resulta nada sorprendente que la novela haya sido dedicada a los profesionales del campo de la medicina, haciendo hincapié en aquellos que tratan a los enfermos mentales:


Los renglones torcidos de Dios son, en verdad, muy torcidos. Unos hombres y unas mujeres ejemplares, tenaces y hasta heroicos, pretenden enderezarlos. A veces lo consiguen. La profunda admiración que me produjo su labor durante mi estadía voluntaria en un hospital psiquiátrico acreció la gratitud y el respeto que siempre experimenté por la clase médica. De aquí que dedique estas páginas a los médicos, a los enfermeros y enfermeras, a los vigilantes, cuidadores y demás profesionales que emplean sus vidas en el noble y esforzado servicio de los más desventurados errores de la Naturaleza.


Una vez puesto de relieve el sacrificio y esfuerzo volcados en la creación de semejante obra de arte, qué duda puede caberle a nadie acerca de la maestría de esta novela. Debería ser prácticamente una obligación leer Los Renglones Torcidos de Dios en algún punto de nuestras vidas. 

Personalmente la trama me ha atrapado desde el minuto uno. Es una de esas narraciones que mantiene el suspende y está repleta de giros inesperados de guión que tienen al lector sentado al borde del asiento. 

Otro de los elementos maravillosos que aporta Torcuato Luca de Tena es la humanidad con la que habla de todos los personajes, en especial de los pacientes del hospital. En ningún momento se caricaturizan las enfermedades mentales, al contrario, se habla de ellas de una forma casi pedagógica y hay siempre un trasfondo o bien de ternura o bien de lástima, dependiendo un poco del contexto de la trama. Uno de los personajes secundarios que a mí particularmente me han llegado más hondo es el de Ignacio Urquieta, en cuya historia el autor también tiene tiempo de profundizar.

Resulta difícil no caer en la tentación de destripar toda la trama en esta reseña, pero es preferible que cojáis el libro vosotros mismos y lo disfrutéis como hice yo en su momento, dejándoos sorprender.

También recomiendo mucho ver la película española del 2022 basada en esta novela protagonizada por Bárbara Lennie en el papel de Alice Gould (eso sí, leed primero el libro). Las interpretaciones de los actores son verdaderamente magistrales y el director ha hecho un verdadero homenaje a Torcuato Luca de Tena con las representaciones más fieles posibles de todos los elementos que aparecen en la novela.

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